> Miguel Garví, escritor: diciembre 2014

lunes, 1 de diciembre de 2014

DESMONTANDO AL PERNALES



EL FINAL DEL MITO DE UN BANDOLERO

Francisco Rios "El pernales"
Francisco Ríos González, alias “El Pernales”, nacido en Estepa (Sevilla), el día 23 de Julio de 1875. Careció de formación escolar, era pues analfabeto, como la mayoría de la población de aquella época y sobre todo en la Andalucía más profunda. Desde muy niño se dedicó a trabajar para contribuir al sostenimiento de la precaria economía familiar. Su padre era un ladrón  de ocasión, es decir aquel que roba cuanto puede y en pequeñas cantidades, para salir del paso, por pura subsistencia.



En una de sus fechorías es descubierto en el momento del robo por la Guardia Civil y no se sabe muy bien porqué recibe un culatazo del fusil del sargento Padilla del puesto de Puente Genil, herida que le procura la muerte días más tarde. Siendo aún un niño, el Pernales, jura venganza contra este hombre por la muerte de su padre. A lo largo de su vida intentará varias veces acabar con la vida de este guardia civil, pero no lo conseguirá por diversos motivos. Dice la leyenda, que esto, le llevó a echarse al monte como bandolero. También se justifica que fue por venirle de cuna y como, de Estepa habían salido conocidos bandoleros. Otra tropelía de la imaginación popular, no porque hubiese habido famosos bandoleros, la población de Estepa fuese proclive a la delincuencia. Algunos investigadores quieren justificar el hecho sobre la base del apoyo que dio el bandolerismo a la Guerra de la Independencia y a cuyo final, la mayoría de ellos no quisieron o no supieron volver a la sociedad civil y a una vida normal en sus pueblos.
El apodo de “el Pernales” le viene de una degeneración, de cómo era conocido en un principio, “el Pedernales” por la acepción pedernal, piedra dura. Parece ser que era más fácil pronunciar “pernales” que “pedernales”. Aunque de esto no hay nada escrito, ni se supuso cierto en su totalidad. Se le consideró, desde siempre, una persona extremadamente dura y despiadada. Es conocida, de sobra, su fama de maltratador de su esposa y de sus hijos, así como más tarde de las amantes o queridas que tuvo.



Antonio Mata Sánchez "El reverte"



Antonio López Matín "El niño de la Gloria"

Comenzó su vida de delincuencia en unión de Antonio López Martín, alias el “Niño de la Gloría” y de Juan Muñoz, “el Canuto” a los que más tarde se uniría Antonio Sánchez “el Reverte”.

Se casó en 1901 con María de las Nieves Caballero, con la que tuvo dos hijas. Pero su vida lejos de reconducirla a la normalidad familiar, lo lleva a una vida fácil, las tabernas, prostíbulos o mancebías y continuas juergas, lo que le conducen, de nuevo, a la sierra y dedicarse a asaltar cortijos y diligencias en los caminos. Persona de carácter agresivo, le obligan a su mujer y sus hijas a abandonarle. Buscó entonces refugio en una amante, con la que tuvo un nuevo vástago, otra niña, con las que intentó huir a América, lugar de destino de la mayoría de los bandidos españoles de esa época, si es que no caían abatidos antes, pero no lo puedo conseguir. Intentando alejarse de Andalucía, donde estaba siendo acorralado por la Guardia Civil, se dirigió a la provincia de Albacete y en límite de ésta con la de Jaén, en la localidad de Villaverde de Guadalimar, en un paraje conocido como Arroyo del Tejo. Allí tuvo un nuevo enfrentamiento con la Guardia Civil de Alcaraz y a la que hacía frente el teniente Haro. Murió el 31 de Agosto de 1907, junto con otro famoso bandolero apodado “el Niño del Arahal”, el último ya de su cuadrilla, los demás habían sido abatidos poco a poco por la Guardia Civil o estaban presos. Sus cuerpos fueron llevados hasta la localidad de Bienservida y posteriormente en un carro hasta Alcaraz, cabeza de partido y sede del juzgado comarcal. Fueron expuestos al público en los soportales de la lonja del antiguo convento de Santo Domingo, en ese momento cárcel del partido, en la plaza mayor de esta localidad. Existen varias fotografías de los cuerpos así expuestos. Fueron enterrados en el cementerio de Alcaraz y cubiertos con una lápida con la siguiente inscripción:
“Francisco Ríos Gonzáles, el Pernales, a los 28 años. Antonio Jiménez Rodríguez, el Niño del Arahal a los 26 años, fallecidos el 31 VIII 1907”.


A raíz de su muerte, y dado que algunos testigos, llamados al efecto para identificarlos, dudan sobre si es o no “el Pernales”, algo que intentó en vano el Ministro de la Gobernación, dando orden expresa de que fueran embalsamados o conservados en hielo, hasta la llegada de algunos testigos desde Andalucía. Se crea un falso mito popular, de que no es “el Pernales” el que ha muerto y que lo relaciona con el más exquisito bandolerismo, que decía que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Hechos, estos, constatados que no eran ciertos. Fue un personaje extremadamente duro y egoísta, lejos del mito que se le atribuye.
A su fallecimiento y según consta en parte del atestado de la Guardia Civil, que se remite al Ministro de la Gobernación, D. Juan De la Cierva, se detallan las siguientes pertenencia que les fueron intervenidas:

- Un mulo castaño.
- Una escopeta de dos cañones.
- Un revolver marca Smith de 6 tiros.
- Un anteojo.
- Un reloj de bolsillo.
- Una cartera de bolsillo con 3 billetes de 100 pesetas.
- Una pluma de escribir.
- Dos cartas, una de ellas dirigida a su madre, dándole cuenta de que piensa salir del país para dirigirse a Sudamérica, y que tiene una nueva hija.


A Antonio Jiménez Rodríguez, “el Niño del Arahal”:

- Una yegua
-Un revolver marca Smith
- Una navaja de Albacete de grandes dimensiones.
- Una cartera de bolsillo con 4 billetes de pesetas.
Entre los dos disponían de 700 pesetas, una cantidad importante de dinero para aquella época.
El hecho de que este personaje muera en la provincia de Albacete, fue una circunstancia excepcional. Parece ser que venía huyendo desde Andalucía y se dirigía a Valencia para encontrarse con su amante, Concha Fernández Pina, “Conchilla”, natural de un pueblo llamado El Rubio. Una vez se hubiesen reunido, juntamente, con la hijas de ambos, iban a partir hacia América.
El desconocimiento de estas tierras les llevan a cometer un grave error y es preguntar a un guarda rural, Gregorio Romero Henares, guardia civil retirado, por el camino que lleva a Valencia, el día 31 de Agosto sobre la 9 de la mañana. Se dice que el guarda reconoció al Pernales o simplemente le extrañó ver a dos individuos con trajes que no eran de estas tierras y armados. Lo cierto es que inmediatamente se dirige hasta Villaverde y da parte al juez Miguel Serrano quien en unión del alcalde hace llamar al teniente Haro, jefe de línea del puesto de Alcaraz. Localizado cerca del pueblo, se efectúa un despliegue con las siguientes fuerzas:
- Segundo teniente, Juan Haro López
- Cabo, Calixto Villaescusa Hidalgo
- Guardia 1º, Lorenzo Redondo Morcillo
- Guardias 2º, Juan Codina Sosa y Andrés Segovia Cuartero
Las fuerzas se dividieron para cercar a estos individuos en el cortijo donde se encontraban comiendo. Se ha dicho que fue en el del Arroyo del Tejo, pero parece ser que en realidad fue en otro más alejado, llamado la Casica, un refugio de pastores.
Se comenta que los guardias iban acompañados de un asistente, un guía. En otros estudios aparece que eran algunos vecinos del pueblo, conocedores de la zona.
Tumba en el cementerio de Alcaraz

El informe de la autopsia dice que “el Pernales” recibió dos tiros en las ingles, lo que le provocó una fuerte hemorragia, como consecuencia de la rotura de la arteria femoral, así como el astillamento del fémur. “El Niño del Arahal”, por su parte, recibió un único disparo en el corazón, cuando intentaba huir, lo que le causó la muerte en el acto. También, dice la partida de defunción, que la muerte de ambos tuvo lugar entre las 2 y las 3 de la tarde, del mencionado día 31 de Agosto de 1907.

La tumba que contiene los restos de ambos bandoleros, se encuentra en el cementerio de Alcaraz, en su parte nordeste, entre dos bloques de nichos. Es curioso observar que siempre tiene flores frescas, silvestres. Se desconoce quién las pone. Existe una leyenda en Alcaraz que dice, que el espíritu de “el Pernales” sale de su tumba para robar a los ricos, para auxiliar a alguna persona que lo necesita. Y es por ello, que para evitar ser robados, las personas ricas suben al cementerio a depositar flores frescas en la tumba.
De los datos extraídos de la página web del Museo del bandolerismo de Ronda, habla de este hombre y dice que era de un carácter extremadamente violento, implacable y vengador, como lo atestiguan algunas acciones que se le atribuyen; como cuando asesinó de una forma cruel a “el Macareno”, encargado de un cortijo, que se comenta, envenenó con una paella, en la que echó arsénico y azufre, a “el Soniche”, tío de “el Pernales”, aunque otros le consideran su padre no reconocido. Fue este el que le inició en los pequeños robos y le aupó al bandolerismo. Él mismo sufrió los efectos del veneno durante varios días, pero su fuerte constitución le salvó de la muerte y una vez recuperado, asesinó al encargado del cortijo dejándole atado a un olivo y provocándole múltiples  y dolorosas heridas por las que se desangró.
Está constatado por algunos investigadores o estudiosos de este personaje, que en los asaltos a los cortijos violaba a las mujeres que allí vivían. Llegando, incluso, a violar a su propia esposa. Era tal su grado de violencia que en dos ocasiones llegó a marcar con unas monedas incandescentes a sus dos hijas porque no paraban de llorar y no le dejaban descansar. Su primer robo importante tiene lugar en un cortijo del término municipal de Cazalla de la Sierra, en 1905. El botín conseguido a la fuerza es de algo más de 12.000 pesetas, bastante dinero para la época. Pero no considerándolo suficiente, violaron de una forma brutal a la mujer del cortijero, los tres bandidos, mientras la amenazaban con degollar a su hijo de corta edad, si no accedía. Una vez que abandonaron el cortijo, a la noche, tuvieron un enfrentamiento con la Guardia Civil, escapando al galope en medio de un intercambio de disparos, siendo este hecho, también, su bautizo de fuego, al ser alcanzado por un disparo. Ayudado por sus dos compinches, llega hasta un cortijo, desde donde, “el Niño de la Gloria” va hasta Estepa y secuestra a un médico. Este lo cura y tras dos semanas de inactividad, regresa a sus fechorías, principalmente en toda la zona del valle del Genil.
Como todo bandolero, este, también, ha estado rodeado de un halo de romanticismo y populismo. Se decía que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Esto es una gran mentira, viniendo de quien viene. Ya hemos hablado lo suficiente sobre el carácter de este personaje. Egoísta en grado superlativo, dejó pasar auténticas calamidades a su mujer y sus hijas y también a su madre. Siendo familia de quien eran, fueron arrinconadas en su pueblo y prácticamente nadie les daba trabajo, vivían en la miseria y casi no tenían ni para comer. Nunca envió dinero a su familia para que, al menos, cubrieran sus necesidades básicas. Por tanto es de extrañar que diese dinero a desconocidos. Sí que se pueden explicar sus dádivas, en base a que fueran para comprar silencios y protegerse. De todas formas eran algunos cigarros o alguna moneda pequeña la que entregaba a las gentes con las que se tropezaba en los campos y en los caminos. De todas formas su fama de vengador que le precedía, era suficiente para que nadie le denunciase, llegando, incluso, el caso de dirigir a las fuerzas de la Guardia Civil en sentido contrario por las que había huido. Nunca olvidaba una traición.
Algunos autores quieren o pretenden dar cobertura a la forma de robo que este individuo había adoptado. Él no robaba, solo pedía dinero a quien podía dárselo. Tenía fijado un tope de petición, 1.000 pesetas, esa era la cantidad que siempre solicitaba. Intencionadamente se deja en un segundo plano la contrapartida de la petición. Si no me lo das, te mato, te incendio un cortijo, quemo la cosecha…
Concha Fernández Pino "Conchilla"

Tras muchas de sus correrías, “el Pernales” y su cuadrilla son detenidos por la Guardia Civil y conducidos esposados hasta el pueblo de la Campana. Durante la noche, misteriosamente, consiguen escapar. Tampoco se sabe a ciencia cierta que ocurrió. Solo que huyeron durante la noche a través de un boquete en la pared de la cárcel. ¿Quién les ayudó? ¿Cómo lo hicieron para no llamar la atención? No se sabe. Incluso se comenta que un cacique pudo haber sido el artífice, sobornando a los guardianes de la cárcel. Con ello se pagaba algún favor a este personaje.


Después de esta hazaña desaparece durante dos meses. Es la creencia que buscó refugio en un pueblo llamado El Rubio. Allí ha de conocer a una mujer llamada Concha Fernández Pino, o “Conchilla”, como el la llamaba, que con el tiempo se ha de convertir en su querida y con la cual tendrá una hija. Familia esta que le espera infructuosamente en Valencia para huir con él a ultramar. Pero como ya hemos comentado en el camino de “el Pernales” a Valencia y a su paso por la provincia de Albacete, cae muerto.
Es aquí el momento de comentar la vida amorosa de este hombre. Se casó con una vecina de Estepa, después de varios meses rondando su casa, el 25 de Diciembre de 1901 en la iglesia de Santa María de Estepa, según lo atestigua el certificado de matrimonio de esa iglesia en su libro 16, folio 260, número 5. De este matrimonio nacieron dos hijas, pero la brutalidad de su comportamiento hizo que su mujer le abandonara. Con una vida llena de vicios a sus espaldas, derrochando todo el dinero que robaba, en juergas y prostíbulos, se le conocieron varias amantes o queridas. Pero lo que llama poderosamente la atención es su relación con la última. “Conchilla” se enamora perdidamente de él, a sabiendas de quien es, un forajido buscado por la justicia. Se le ha descrito y algunas fotografías suyas existen, no era tampoco un apuesto mozalbete. Todo lo contrario, de escasa estatura, hombros anchos y de un carácter emocional difícil de tratar. Por el contrario la “Conchilla” es una moza de buen ver, instruida, sabía leer y escribir, cosa rara en esa época en una mujer,  más joven que él y por quien pierden los vientos varios jóvenes del pueblo, pero sus favores serían, incomprensiblemente para “el Pernales”.
Cadáveres del Pernales y del Niño de Aahal

Una vez llegados a este punto, es donde se hace necesario dejar claro, que tras más de un siglo de la muerte de este hombre, se le pueda estar dando pábulo a su vida y muerte. Me refiero a las informaciones aparecidas en varios medios de comunicación en los que se da cuenta de celebraciones y aniversarios de su muerte. Hasta la Excma. Diputación Provincial de Albacete, patrocina una revista, Zahora, y en su número 47, lo dedica íntegramente a este personaje.
Por otra parte un club excursionista, realiza todos los años un acto de homenaje, depositando un ramo de flores en el lugar donde supuestamente cayeron muertos estos bandidos, realizando una excursión. Se le hace un homenaje. ¿A cuento de qué?, si era un bandolero, asaltador de caminos, asesino, maltratador de mujeres y niños… sinceramente no entiendo el homenaje. Podría entenderlo si se celebrase su muerte, por el hecho de que hubiese desaparecido un enemigo público. Quiero pensar y con una sonrisa en los labios, creer,  que se trata de un día lúdico, una jornada de fiesta en el campo, pasar un rato entre amigos y con la familia, pero… la sonrisa se vuelve rictus y hasta la cara se sonroja, al entender que se hace una posible apología del bandolerismo.


Bibiliografía:

- Excma. Diputación Provincial de Albacete, revista Zahora.
- Página web Museo del Bandolerismo, Ronda.