> Miguel Garví, escritor: REYES Y REINAS

martes, 2 de enero de 2018

REYES Y REINAS

La estupidez del político español no tiene parangón, sería como pretender ponerle puertas al campo. No hay límites cuando a un personaje, que no era nadie antes de llegar a la alcaldía, se piensa que tiene todo el poder y que todo el monte es orégano.
¡Pues no! señores alcaldes e incluyo al femenino, que tampoco tienen desperdicio las alcaldesas. Hay tantas cosas que hacer en un municipio, desde el más grande como Madrid, hasta la aldea más humilde enclavada en lo más profundo de la sierra. No hay tiempo material para arreglar o solucionar todos los problemas de sus vecinos, y eso, precisamente eso, es la primera obligación de un alcalde. 
Evidentemente hay alcaldes que lo entienden y lo asumen desde el primer día que toman posesión de la vara de mando, antes, incluso, de aposentar sus reales en el sillón del despacho, o en el reservado en la sala de juntas o salón de plenos, según la categoría del consistorio.
Pero, otros, por el contrario, ni lo entienden ni lo asumen. A estos precisamente me voy a referir hoy en este artículo. Son muchos los despropósitos conseguidos, pero quiero centrarme, teniendo en cuenta las fiestas en las que estamos, la festividad de los Reyes Magos. Es cierto que es una costumbre o una tradición del mundo cristiano, pero también una fiesta pagana que ha creado la sociedad consumista.
Para los niños, amén de muchos mayores, es una noche mágica. Una noche de ilusión. Casi todos la hemos tenido. Acudir junto a padres y hermanos, también con los abuelos, a la cabalgata que a última hora de la tarde del día 5 de enero recorre la principal calle de la ciudad. Los ayuntamientos más poderosos incluyen algunos actos lúdicos, pero siempre los protagonistas son los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Es tanta la ilusión, que ningún niño duda de su existencia, son reyes y magos, por eso están en todas las ciudades. 
Pero... y como decía al comienzo, la estupidez de muchos alcaldes pretende cegar a estos niños, quieren el protagonismo para ellos y para la mayor gloria y honor de sus familias. Pretenden pasar a la historia como aquel que abrió los ojos a los niños y al tiempo introducir  progresismo en esa cabalgata, en esa tarde/noche mágica. La tontería no tiene límites y así vemos que este año serán tres reyes y tres reinas, como en Granada. En otras ciudades solo un rey sin nombre y en algún lugar rizan el rizo y aparece un personaje inventado que desconcierta por completo a los niños. Madrid, incluso, pretende incluir una carroza del orgullo (gay) vallecano. Tampoco tiene límite la majadería para hacerles llegar en autobús, en tren, descendiendo de unos helicópteros, o desembarcando en el puerto. 
Señores políticos, os lo pido por favor, dejad los inventos. Los reyes son magos y aparecen de repente, a los niños no les importan como llegan, solo que han llegado un año más y eso les colma de ilusión. Dedicad un solo minuto de vuestra apretada agenda para ver esas caritas sonrientes, dulces, llenas de ilusión y esperanza, hasta incluso, alguna imposible de describir.
Feliz noche de Reyes a todos los niños y a los que no lo son, pero que siguen creyendo en la magia.



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