> Miguel Garví, escritor: septiembre 2014

viernes, 26 de septiembre de 2014

UNA DE PIRATAS


El asunto no es nuevo, viene desde hace siglos, cuando marineros amotinados se dedicaban a asaltar barcos en pleno océano, en aguas internacionales. Robaban la carga, para revenderla y secuestraban a las personas para obtener un rescate por ellas, o simplemente las vendían a los negreros, que eran las actuales mafias que trafican con personas. Afortunadamente esos piratas que hoy los reflejamos como aquellos barbaros, con pata de palo y un parche en el ojo, solo subsisten en los alejados mares de África, no utilizan espadas, sino fusiles de asalto y secuestran petroleros a cambio de importantes cantidades de dinero.

Los piratas modernos no viven en islas desiertas, ni navegan por el ancho mar. Habitan en casas en las ciudades y navegan por la red, por internet. No quieren barcos ni personas, solo buscan unas determinadas mercancías, todo aquello que sea susceptible de ser descargado por un ordenador, plácidamente instalado sobre una mesa en su habitación. Les encanta la música, las películas y en menor medida los libros, por aquello del esfuerzo de leer. Pero hay algunas otras cosas más, todo aquello que pueda viajar por un cable.

Es noticia, prácticamente, todos los días, pero en estos últimos ha cobrado un poco más de fuerza. En el Senado se está tramitando la llamada ley Lasalle, “Ley de la propiedad intelectual”, que toma su nombre de José Mª Lasalle, hasta hoy, Secretario de Estado de Cultura e impulsor de esta Ley. Como casi todas las leyes en España, no contentan a casi nadie, y sí, provocan todo tipo de manifestaciones y opiniones, como tal vez la mía. Esta vez y sin que sirva de precedente, los llamados de la “ceja”, los voceros del “no a la guerra”, aquellos que aprovechándose de que eran famosillos, intentaban sacar rédito de esas manifestaciones, para de alguna forma, conseguir un poquito más de fama. Fama que en algunos se vio mermada por meterse en charcos que no eran de su incumbencia, y no cito nombres por verme en algún lio, aunque el lector, que es muy avezado, sabe a quién o quienes me refiero. Decía que ahora sí pueden hablar y manifestarse, ahora si les compete, y veo lógica sus reuniones, manifestaciones y cosas análogas.

La ley, en mi modesta opinión no va a solucionar nada o casi nada. Los robos que a diario se producen por las descargas ilegales, solo se terminarán el día que en esta España, haya cultura, educación, respeto por el trabajo ajeno… El problema no es, como se ha querido decir, que los contenidos son caros, que lo son, la cuestión está en la educación, en saber que lo que no es tuyo no se toca y si lo quieres debes pagar por ello, diferente es la consideración de si es caro o barato. Precio que el pirata debería saber, es que incluye el costo de escribir un libro, componer una obra musical o realizar una película.  En muchas ocasiones muy elevado y que es preciso repercutir a cada libro, canción o video. Pero el “pirateo” va en la sangre de los españoles, no en vano somos de los que más “pirateamos” del mundo. Valga una anécdota; soy un modesto escritor, he publicado una sola novela, y se me ha dicho en mi cara, “a ver si me la puedo pillar”, antes que descargarla legalmente al simbólico precio de 0,89 €.

Que el lector saque sus propias conclusiones.

 


martes, 16 de septiembre de 2014

VIOLENCIA O TERRORISMO

He escrito, ya, algunos artículos sobre este espinoso asunto. En uno de ellos me refería a lo soez o poco ético que resulta hablar de estadísticas cuando hay tanto dolor por medio. En otro lo hacía refiriéndome a la definición de lo que se ha dado en llamar, “violencia de género” o “violencia doméstica”, alguno llega más lejos y lo denomina “violencia machista”.
Ninguna de las tres acepciones me gusta, no solo, ya, por quienes las propusieron, si no por lo que pretendían, que era, dulcificar la tragedia y el dolor.
Yo soy de las personas que le gusta llamar a las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino. Pues bien, yo a partir de hoy a llamar a estos asesinos y asesinas, porque también las hay, “terroristas”, Sí, terroristas. Alguien dirá que exageración, pero… ¿qué significa terrorista? La definición del diccionario dice: “persona que ejecuta actos de violencia para infundir terror” y a su vez, terror, “miedo muy fuerte”, por tanto, habrá que definirlo como, “persona que provoca mucho miedo”, independientemente del resultado final de la acción. Son personas que durante mes y años provocan en la victima un profundo terror, que por desgracia, en muchos casos termina en la muerte.
Entonces estas personas que matan a mujeres y hombres, ¿qué son?, para mí terroristas. Pero no solo por esa definición del diccionario, si no porque en este preciso momento de escribir este artículo, hay muchas personas que están bajo un régimen de terror en sus propias casas. Soportando humillaciones continuas, vejaciones constantes, esperando aterrorizadas la llegada del maltratador y tal vez al final, su asesino.
Comentaba al principio del artículo, que las estadísticas no se deberían utilizar para hablar de esto, pues resultan frías y a veces hasta de mal gusto, en ocasiones para justificar lo bien o lo mal que va el asunto. Este año van asesinadas…. Lo que representa un descenso o un aumento de… Pero necesito apoyarme en estas estadísticas para justificar mi exposición. He consultado en internet sobre las estadísticas del terrorismo en España. País que ha sido maltratado, como pocos, por esta lacra, al menos los países de occidente, o los llamados civilizados. Hemos sufrido el zarpazo brutal y cruel, durante años, de los terroristas de ETA, GRAPO, ISLAMISTAS… Desde el año 1968 que fue asesinado un guardia civil, el primero en caer, hasta hoy, incluido la, masacre de los trenes de Atocha, ha sido 1.222 víctimas mortales. Espantoso, sinceramente. Si ahora tomamos las estadísticas de los terroristas domésticos, y partiendo del año 1.999, que es cuando empieza la serie histórica, ha habido hasta el 5 de Agosto de 2014, última cifra oficial, la escalofriante de 977 personas, la mayoría mujeres. Proporcionalmente estos últimos 16 años de cifras oficiales, han producido muchos más asesinatos, que el sí, llamado terrorismo político. Han sido 47 años de terrorismo reconocido y casi se igualan las cifras, con el agravante de que el terrorismo doméstico sigue creciendo, semana a semana y mes a mes.
Puestos a hacer comparaciones, solo en el año 1979 hubieron 76 muertos por terrorismo político, los mismo que en el año 2008 con el terrorismo doméstico, con la salvedad que en el político, a veces, eran asesinatos múltiples o colectivos, y en el otro son individuales.
Creo, pues, sobrado, dar este calificativo a estos asesinos: TERRORISTAS DOMESTICOS.